NO ME HE CALADO.
Francisco Márquez Razo.
Hace algunos años cuando formábamos parte de la administración pública
municipal, en la dependencia se tenía la tradición de reunirse los compañeros
cada quince días en algún espacio negociado por el comité de eventos, para
departir y charlar, acompañados de una buena comida y abundante bebida, para
este motivo todos los asistentes sin excepción aportábamos una cuota
religiosamente, sin embargo uno de los ingenieros de nombre Fernando, se las
ingeniaba para no aportar su coperacha y llegar a las comidas, donde se daba
vuelo bebiendo de inicio a fin, esto molestaba a los asistentes que si
aportaban su cuota y poco a poco se fue creando un malestar hacia Fernando por
su cinismo y descaro de seguir apareciendo a beber más qué a comer en cada
reunión, claro que estos rumores hacia su persona parecían no afectarle, pues a
pesar de las indirectas de algunos compañeros él seguía apareciendo como si
nada en cada reunión.
Finalmente y en conjunto decidimos darle de una vez por todas, una
lección, acordando para ello qué en la próxima reunión lo exhibiríamos frente a
la concurrencia de una manera elegante pero decidida, como el gorrón que era y
avergonzándolo, para que finalmente aportara su cuota o se decidiera a no
asistir más.
Así las cosas en medio del evento se formó un círculo alrededor de
Fernando, que bebía como si estuviera deshidratado y el encargado de darle el
escarmiento inicio una charla de la siguiente manera: -Oye Fernando dime una
cosa, en cada reunión ¿Cuántas cervezas te tomas? Fernando comenzó a recordar
para contestar la pregunta y después de unos momentos respondió: Pues mira, más
o menos unas veinte o veinticuatro cervezas.
El qué le preguntaba y alzando la voz para qué todos lo escucharan
arremetió nuevamente con fuerza; ¿Y pagando tú caón?
Y Fernando con aquel desenfado que lo caracterizaba aclaró: No pues
pagando yo, la verdad que en toda mi vida, nunca me he calado.
Y a pesar de que todos esperábamos otra respuesta, no pudimos evitar
reír ante las palabras de este gorrón de profesión.
Esta anécdota y no sé por qué razón, me recuerda mucho la actitud de
nuestros políticos, se esmeran en “gestionar” enormes cantidades de recursos,
en presupuestos históricos, para gastar a manos llenas inclusive endeudando por
los próximos treinta o cuarenta años a sus estados y municipios sin que les
importe gran cosa, total que el dinero en cuestión no es de ellos, sino de los
contribuyentes y si ahondáramos más en este asunto y les preguntáramos si
alguna vez gastarían así su propio dinero, o si pagando ellos harían lo mismo,
desde luego que nos responderían como el cínico de Fernando: ¡Pues la verdad no
me he calado!
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