lunes, 28 de enero de 2019


Dedos
Francisco Márquez Razo

Mis dedos se niegan a hablarme,
pregunto e interrogo
pero se llenan de silencio
y esto, resulta verdaderamente incómodo.

He decidido ignorarlos,
sin embargo, disfruto provocarlos
les ordenó: ¡Prepárense a escribir!

Selecciono un gastado bolígrafo,
abro de par en par mi cuaderno
y cuando piensan que iniciamos
simplemente me levanto
y abandono la hoja en blanco.

Entonces, me duelen los dedos,
persistente, intenso, intermitente,
yo aguanto, me hago el fuerte
y al disponerme a comer,
sólo entonces, dejan de doler.

Les he prohibido
todo intento de trabajar
negados al hacer y al crear
y para evitar malos pensamientos
los he cubierto con guantes blancos.

Se diría que estamos en guerra,
claro, que ellos encerrados
y yo, cruelmente ignorándolos,
pero, cuándo apago el silencio
y enciendo la oscuridad,
los escucho soñar y dormir,
los libero de mi presencia
me permito suavemente acariciarlos
suelto cárcel y amarras
y en esos momentos
comprendo el lenguaje secreto;
descubro que son tan bellos
y luminosamente resplandecientes.


jueves, 17 de enero de 2019


Poema del lago propio
Francisco Márquez Razo

Tengo en el patio
un mapa a escala
del universo entero.
Al amanecer
puedo quedarme en cama
y escuchar los cantos nocturnos,
puedo retroceder el tiempo
y presenciar el nacimiento
de estrellas y galaxias,
les comparto a los alienígenas
chistes terrestres de color subido
y sus risas son celeste coro
de borrachos en parranda.

Pero los agujeros negros
sólo emiten un chillido estridente.

Contemplar el cosmos
es un encantamiento puro
imagino oír hipnotizado
la dulce flauta del dios Pan
cabalgando en un rayo de luz.

Y cuando creo que todo es perfecto,
la oscuridad lo cubre todo
me atrapa en su red, tejida de realidad
me ofrece sólo imágenes vacías
cada día, cada hora,
la misma canción escucho,
predico que estoy embrujado.

Pero, el milagro acontece
los cometas piadosos lloran entonces
desde lo más profundo e insondable
lágrimas de polvo luminoso,
y en mi patio convergen sus notas
íntimas, alegres y llorosas
flota entonces un cubo de agua
cósmico y personal, un lago propio.

Le he dado forma de manzana
y crecen ahí, en sus orillas, ideas silvestres
nacen también amorfas poesías
que al crecer privadas de la luna
se convierten en poemas de reclamo,
pero también sirven de señuelos
para pescar o cazar incautos poetas
como él que les cuenta esto mismo,
ahí existo y me sustento
ahí ingenuo bebo, como y vivo,
loco y cautivo, pero en mi lago propio.

sábado, 5 de enero de 2019


En el puente
Francisco Márquez Razo

Mi piedra echó raíces
y el árbol se ha petrificado
a mi perro le brotaron alas
y se ha ido volando,
ahora es un ave loca
que corretea al cartero.

Quiero descansar en casa
y ella me lanza a la calle
me dice que no regrese,
así que espero la noche
para volver a entrar
mientras ella duerme.

Dicen mis vecinos que soy
un hombre muy malo
porque a hacienda se la he mentado
pero la P.G.R. no me ha solicitado,
y el diputado de mi distrito
una carta de recomendación
por correo me ha entregado,
así el control de confianza
íntegramente queda aprobado.

El dueño de la tienda
que está en mi cuadra
el crédito me ha cancelado,
sólo por que no he pagado,
al buró de crédito me ha reportado,
oportunidades no me ha aceptado
y yo, aún sigo desempleado.

Me trepé al puente del diablo
decidido a lanzarme al río
el agua es fría, pero voy abrigado
más el chamuco perverso y desquiciado
en contubernio con el gobierno
el caudal lo han secado.

Y no sé ahora qué decir ni hacer
si mi casa no me quiere,
y la voluntad se me ha oxidado,
si estoy hambriento, dicen, son lombrices
pues en nuestro país no existe el hambre,
el árbol del paraíso se ha petrificado
y mi piedra, desconsiderada, ya echó raíces.

  ¡Todo está bien! Francisco Márquez Razo.              Vi a un hombre acribillado en la calle, me sentí triste, después escuché...