lunes, 4 de diciembre de 2017

Libre
Francisco Márquez Razo

El nudo en la garganta
que clausuraba mi voz
al escucharte hablar
del otro lado de la línea,
¡Hoy expiró!

La urticaria que brotaba
enrojeciendo mi piel
al escuchar tu nombre,
¡Al fin sanó!

Las heridas supurantes
que infectaban el alma
al recordar tus caricias
incapacitándome física
y mentalmente,
¡Hoy cicatrizaron!

Las costras malolientes
las huellas de tus besos
en mis labios y rostro,
¡Finalmente secaron!

Las llagas en los pies
que me mantenían atado
a tus sabanas y cama,
¡Hoy, desaparecieron!

La artritis reumatoide
que dejó mis manos deformes
con la figura de tu cuerpo,
también hoy: ¡Se esfumo!

Mis ojos cerrados y ciegos
a otro rostro
que no fuera el tuyo
incluso ajenos a la luz,
hoy:¡ Milagrosamente se abrieron!

Caminé de nueva cuenta,
respiré,
agradecido de estar sano
vuelvo a vivir la vida,
feliz, libre y pleno.

Pero,
llegó la noche
con ella,
el vacío,
ahora qué
estoy libre del dolor
no sabes:
¡Cuánto lo extraño!





jueves, 23 de noviembre de 2017

Necesaria
Francisco Márquez Razo

De sol a tierra,
de tierra a luna
de cielo a suelo
de lago a rio,
de rio a mar,
de las nubes
a las aves,
de las aves
a los árboles,
de arriba
hacia abajo,
de frio a calor,
luz a oscuridad,
de vida a muerte
fuerza a debilidad,
del odio al amor,
entre mis manos
y tu cuerpo,
es necesaria,
la distancia.





miércoles, 15 de noviembre de 2017

La plaza
Francisco Márquez Razo

Tiene mi ciudad,
antigua plaza,
céntrico oasis verde
entre acero,
asfalto y concreto.

Es la más popular
por quienes la frecuentan,
el tema por lo general
es matar el tiempo,
dicen no hay nada más sano,
y si bien su nombre es otro
los más antiguos y asiduos
le dicen y la llaman:
La plaza de los palos caídos.

Un día de aburrido descanso
decidí visitarla,
solamente dedicarme a mirar,
satisfacer morbosa curiosidad,
esto fue lo qué observé:
Grupos de adultos y ancianos
en momentos  contemplativos,
viendo pasar la vida
con resignación filosófica.

Joven pareja de novios
sentados en la misma banca
sin mirarse a los ojos
ni dirigirse la palabra
conversando sin parar
a través del celular.

Madres molestas
por los puentes escolares
pues tendrán en casa
a sus hijos que soportar.

Cantidad de vendedores ambulantes a pie,
incluso en bicicleta
ofreciendo variedad desmedida
de: Semillas, frutas,
productos milagro
para cualquier enfermedad,
jugos, memorias,
periódicos, paletas,
aguas de sabores, gorditas,
sin faltar; la invisible piratería.

Prostitución femenina
también masculina,
pedigüeños por necesidad
pordioseros de oficio,
un par de policías esperando
no a quién ayudan
sino a quién chingan.

Gente trabajando, ajena a todo,
otros, los más,
sin empleo
esperando que llegue
caída del cielo,
una chamba,
personas de prisa, atropellando
lo que impida su paso,
áreas verdes de color negro,
monumentos con grafiti,
fuentes sin funcionar
basura, por todo lugar.

Varones tirando baba
viendo mujeres pasar,
damas de toda edad
exhibiendo con orgullo
el cabello teñido,
pintado en feroces colores,
qué de sólo verlo
sientes te arañan los ojos,
pasarelas de tatuajes,
algunos bellos, artísticos,
otros, groseramente vulgares.

Humanos enajenados
por la mística
y omnipresente internet
idolatras de la santa computadora,
la bendita tableta,
del codiciado teléfono inteligente,
pidiendo, rogando, rezando:
¡No nos dejes caer en la tentación
de ver y apreciar la realidad
ahora y en la hora de nuestra vida; amén!

Tal vez sólo una plaza
quizás lugar común
son estos botones
igual que en el espejo
reflejo de una sociedad,
es delicia de los políticos
pues igual que sucede ahí,
así, exactamente vivimos:
¡Con los palos caídos!



lunes, 6 de noviembre de 2017

El poeta muerto
Francisco Márquez Razo

Contaré la historia
que me contaron un día:
Un hombre ordinario
sufría extraña enfermedad,
retraído,
andaba siempre solo,
según contaba la familia.

De pequeño,
conversaba
con amigo imaginario,
en la adolescencia
inventaba poemas e historias.

Creía en mejorar el mundo,
tenía absurda y pobre meta:
¡Deseaba ser poeta!

Para la sana sociedad
no resultaba más que un loco
con desquiciantes ideas,
¿A quién se le ocurre
que puedas vivir libre
sin pagar regalías?

Siendo adulto,
dialogaba horas
con inquieto niño interno,
realidad decidió ayudarlo
y en manicomio
fue recluido.

Su casa ahora,
tiene altas paredes
le acompañan ángeles
vestidos de blanco
su cuarto no tiene ventanas
solo muros
y piso acolchado.

Decía la gente cuerda
que más y más empeoraba
comentan que confrontaba
únicamente con palabras
a sus demonios internos,
nadie,
ninguno entendía
qué en su rostro
florecía sonrisa
y a todos,
por igual atemoriza.

Si el tejido se rasga,
la sociedad se desintegra,
si volvemos al caos,
y todo es anarquía,
este pobre demente
¿De qué se ríe?

Para prevenir,
no fuese contagiosa locura
el sistema pasa factura
le ayuda a bien morir.

Sus restos,
a fosa común
y, a otra cosa mariposa.

Pero,
cuando la luna es nueva
canciones,
poemas sin retoques,
se escuchan,
cerrando los ojos
abriendo los sentidos.

Dicen que es vano intento,
de triste poeta muerto
que sigue
y sigue insistiendo
en ser feliz, y compartir
lo que ha aprendido,
¿Verdad, o mentira?
Me contaron un día
esto que cuento.

Pero, también me pregunto:
¿Cuántos son los poetas
que su poesía solo se escucha
en el cementerio?



lunes, 16 de octubre de 2017

No explicar
Francisco Márquez Razo

Soy intruso
en el mundo
de las palabras,
mis poemas
están enfermos,
cubiertos
de húmedos borrones
pasionales tachaduras,
son bacterias primitivas,
apenas tímidos intentos
difusos bosquejos
líneas pecadoras
suplicando expiación.

Al leerlos exclamaran:
¡Mira, son de un desconocido!
Qué jamás tuvo rima,
o ritmo,
loco de día,
presunto poeta de noche
extraviado de la indigencia,
sus textos son ideales
para cubrir;
jaulas con vampiros
pequeños cocodrilos
aves de rapiña,
camaleones,
o iguanas
y sobre todo:
¡Serpientes!

Ideales
para un búho miope
que se estrella en la realidad,
¡Aléjense de él!
Pobre idiota que ríe
sueña con fantasía
sueña un sueño
que no duda
en compartir
y expresar,
pero que jamás
logra explicar.



lunes, 9 de octubre de 2017

Te pierdo y encuentro
 Francisco Márquez Razo

Hay ocasiones
que te pierdo,
entre un mar de gente
en plazas o calles.

Hay momentos
que no te encuentro,
te busco
en el pavimento,
en agua y viento.

Hay instantes
que no te espero
y tu silueta es el eje
que dibuja mi horizonte.

Hay tristezas
cuando cruzas indiferente
las rosas del jardín
marchitas y deshojas.

Hay horas
que anhelo
te pienso,
te sueño,
aún despierto
en fantasía me desvelo.

Hay días
que no te quiero,
oculto el amor bajo la cama
lo guardo y archivo.

Hay minutos
que lentamente muero,
nada vale la pena
o, la alegría
entonces,
perversa magia
me alienta tu fantasma.

Hay ideas,
tal vez propósitos
finalmente encontrarte
en mi piel atraparte,
pero: ¿Qué hago si te encuentro?

Si es loca letanía
saberme amante perdido,
poeta náufrago
en mar de gente
en la plaza,
en la calle,
dónde a diario
te encuentro
y dónde siempre,
te pierdo.



martes, 26 de septiembre de 2017

Árbol-hombre
Francisco Márquez Razo

Lloran mis hojas,
sangran las ramas,
el agua inunda
venas y corazón.

Aves taladran
mi tronco,
tierra me devora
en lenta
y cruel paciencia.

Viento me inclina
hacia el oriente
un sol ardiente
me seca al instante.

Gusanos se alimentan
de mi escasa corteza
no importa mi vergüenza
al quedarme desnudo,
soy el brutal ejemplo
de miseria y orfandad.

Jardinero me ata
a rígidas estacas
dolorosos cordeles
intentan sujetarme,
profundos clavos,
hierro fiero y candente,
soy materia inerte,
tronco desahuciado,
cadáver de vida artificial.

Luna es benévola
envía un pobre y escaso
rayo de luz,
pálido e indolente,
anida en mi rama
quebrada
a él me aferro
cómo perro al hueso,
le pido,
suplico,
nocturno milagro.

la oscuridad,
diosa de la noche
me transforma
en hombre.

Ahora,
lloran las manos,
se abren los ojos
y la sangre inunda
venas y corazón.


  ¡Todo está bien! Francisco Márquez Razo.              Vi a un hombre acribillado en la calle, me sentí triste, después escuché...