¿Y el Diablo A´pa?
Francisco
Márquez Razo.
En
nuestra entidad se encuentra el espinazo del diablo –esto es en la sierra- paso obligado al
transitar por la carretera libre al puerto de Mazatlán.
Cerca de
la ciudad capital, está el puente qué construyó el diablo –en el poblado Montes
de Oca y Navacoyán, que son dos, aun cuándo parezcan uno solo-
En la
Catedral -y eso está más cañón- se puede
admirar el confesionario que movió el diablo, no me pregunten cómo diablos
entró a ese santo lugar.
Por el
rumbo del parque, frente a una de las facultades de la universidad, se
encuentra la hacienda - o lo que todavía queda- dónde se armó la fiesta y llegó
el músico que le tocó al diablo.
También
por el boulevard Domingo Arrieta, alrededor de famoso centro de baile lúdico y
recreativo, se rumora en voz baja la leyenda urbana de que se apareció el
diablo en camioneta de lujo y al estilo rápido y furioso se llevó a hermosa
doncella, sin que nadie pudiera impedirlo.
Algunos
aseguran que en determinados días del año y a las doce en punto de la noche, en
el panteón de Oriente, se le puede invocar llamándolo tres veces - obvio, no
por celular, o bluetooth-
Sin
mencionar las docenas de historias que hablan de cuevas, o entierros de tesoros
dónde el diablo es el guardián y al momento de quererse llevar el metal, por
cuestiones literarias siempre son monedas y lingotes, se escucha una voz
tenebrosa decir: ¡Todo o nada! Y cómo siempre es demasiado para cargar, pues no
se llevan nada más que el susto.
También
se habla de que en ocasiones el diablo llega al extremo de solicitar a cambio
de la riqueza encontrada, la vida de un familiar cercano, que por lo regular es
el hijo y nadie acepta el trato –si aceptara suegras, no le alcanzaba-
Quién no
recuerda la leyenda que nos contaban para dormir y que en realidad nos
espantaba el sueño, o nos permitía tener pesadillas, del curro del puente
negro, que no ero otro más que el mismísimo diablo en traje elegante –estilo
porfiriano- y extrañamente desde que derribaron el puente no ha vuelto a
aparecer, cómo que se endiablo del coraje.
Tenemos
también aquella famosa frase que dice: “El hombre propone, Dios dispone, llega
el diablo y todo lo descompone”.
Les
comento esto porque precisamente a causa del diablo enfrento una crisis
personal y de pareja, todo inicio con el reproche de mi esposa el fin de semana
pasado, después de cenar y media botella de vino, le susurre al oído: ¡Esta
noche se te va a aparecer el diablo chiquitita!
Y que el
asunto quedó en eso: puras promesas.
De nada
sirvió explicarle que existen tres momentos en la vida del hombre que sus
palabras no deben ser tomadas al pie de la letra: 1) Cuándo está borracho. 2)
Cuándo está enamorado. 3) Cuándo tiene un cargo público. En ninguno de estos
casos está en sus cabales.
Para
colmo: ¡Me mandó al diablo!
Es más
sencillo que te manden a la Goma, pues
ya sé qué está por el rumbo de ciudad Lerdo, no hay pierde.
Preferible
que te pidan tiempo, vas a una tienda de conveniencia, le pones saldo y todo
arreglado.
Pero: ¡Al
diablo!
No sé si
irme a Mazatlán y bajarme a medio camino, agarrar rumbo al puente ese, meterme
al confesionario, ir a buscar un músico, localizar tesoros enterrados, o
esconderme en el panteón.
Te
confundes total y cruelmente.
Esperare
tres días a que entienda las horas de terapia que necesitaré para recuperarme
de este dilema.
De lo
contrario, tendré que dormir en el baño, o pedir perdón, a fin de cuentas es
más sencillo en este mundo actual que encontrar al diablo.
Me
pregunto si Jesús, al recibir la tierra por herencia, volteó hacia Dios y
confuso preguntó: ¡Y el diablo A´pa!