Francisco Márquez Razo
DURANGO es territorio áspero y
agreste con climas extremos, DURANGO ha forjado espíritus fuertes y
libres. DURANGO es un alacrán, un tímido venado, pero
también águila tenaz.
DURANGO es pasito, DURANGO es corrido, DURANGO es canción y balada.
DURANGO no es un sueño mío, DURANGO es
una realidad, y si tocas mi pecho sentirás los latidos de DURANGO.
DURANGO es la fiesta y es DURANGO tu regalo.
DURANGO, es la historia, aventura, vida, cultura.
DURANGO es mi madre, patria y matria.
DURANGO es mi cuna. DURANGO es hoy, mañana y siempre. DURANGO es el pasado,
DURANGO es el presente, y DURANGO es el futuro.
DURANGO es un gallo que desde la
campiña nos despierta cada mañana, las campanas de la iglesia o el inolvidable
silbato del tren. DURANGO es mezcal, es manzana, es miel. DURANGO es las
Mujeres y hombres en las calles o en las plazas. DURANGO es una fijación
mental. DURANGO está en cada aseador de calzado, en un olor, en un suspiro y en
las lágrimas que a veces puedes ver rodar por mis mejillas.
DURANGO es un cielo azul como el que
nunca has visto. DURANGO es temporal, tal vez sequía, pero también un Arco
Iris.
DURANGO es santuario, danza de plumas y vuelo de
palomas.
DURANGO es naturaleza que todo nos da y políticos
que todo nos quitan.
DURANGO es mágico, conviven dos mundos alternos: El
de los funcionarios de gobierno; donde no pasa nada y todo está perfecto y el
que vivimos diariamente los ciudadanos comunes y corrientes.
DURANGO es de película; donde jueces, ministerios
públicos y policías son de utilería.
DURANGO es el comerciante, el empresario y también
el artesano.
DURANGO no es ni negro, ni blanco, ni
mestizo. DURANGO es un Arado, un campesino sembrando. El obrero trabajando
y también el profesionista desempleado.
DURANGO es desesperación y renovada esperanza.
DURANGO es un suelo gritando: ¡Queremos
vivir en paz!
Ser DURANGO es un Derecho, Ser DURANGO
no es una obligación, ser DURANGO es una Bendición.
DURANGO es Francisco Villa, Francisco Zarco, los
Revueltas, pero también eres tú y yo.
Piensa DURANGO, vive DURANGO, sueña DURANGO.
DURANGO es la sangre que corre en mis venas y en las
de mis hijos.
Cada vez que respiras, no sólo aspires aire, inhala
DURANGO.
No sólo te pongas la camiseta, pon a DURANGO en tu
corazón.
DURANGO es ese susurro divino que, desde la cuna,
canta en nuestros oídos.
DURANGO es saber decir: ¡Yo soy DURANGO!
DURANGO es caldillo, asado, patoles, tiernos y deliciosos elotes. DURANGO
es, gorditas de Villa Unión, pinole de Santiago, pinos de la sierra, arena del
desierto, frijol de Victoria. Todo me recuerda a DURANGO.
DURANGO está en la tortilla que saboreo, en el pan
de agua, en una mariposa volando a mi alrededor, en el aire que aspiran mis
pulmones y es DURANGO la brújula que guía mis pasos, lo que soy, lo que tengo y
lo que ambiciono es DURANGO.
Hoy es un buen día para renovar mi compromiso con
DURANGO y el orgullo de ser DURANGUENSE.
DURANGO si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan
aquí.
¡DURANGO es todo para
mí!