lunes, 29 de febrero de 2016


Un idiota.
Francisco Márquez  Razo.

Pero Paco, ¿Qué te pasa? Tienes una cara de pocos amigos, ¿Qué sucedió?
-Pues nada Poncho, estoy aguitado, mira que estuvimos esperando meses la final del torneo de Fut-bol contra el equipo invicto de las Aguilitas, preparándonos a conciencia para demostrarle quienes somos y nada, que perdemos por un auto-gol de un idiota.
Vaya, qué mala onda, mi Paco, qué mala onda.
-Lo que más me duele es qué todos estábamos seguros de ganar, hasta hicimos la coperacha con todos los del equipo, se incluyeron los técnicos, el director y también algunos seguidores, incluida la porra brava, con la idea de comprar varios cartones de chelas y hacer una carne asada, pero perrona mi compa, nomás para darnos vuelo celebrando el merecido triunfo, y todo valió madres, por culpa de ese idiota.
Lo peor mi Poncho, fue ver las caras de los compañeros, brotaba la decepción por esa inesperada derrota, todos estaban cabreados, con ganas de agarrar a ese idiota y darle una soberana madriza, fue horrible, Poncho, fue horrible.
Tan bien que íbamos, todo el primer tiempo jugando cómo los grandes, nos la rifamos en serio, ya nos veíamos con el triunfo, lo sentíamos, pues terminamos empatados, nada para nadie, pero sabíamos que éramos superiores en la cancha, los teníamos dominados, era seguro que en el segundo tiempo los arreglaríamos mínimo con un gol y así nos coronaríamos cómo los meros campeones.
Pero, nunca falta un idiota y de pilón con auto-gol.
En el descanso todo era regocijo, emoción, alegría, pasión y confianza de ganar, nos animábamos unos a otros: ¡Si se puede, si se puede!
Escogimos cómo estrategia seguir con una buena defensa y entonces anotar un gol, el del triunfo, el del campeonato, pero, nunca falta un idiota.
-Pues la verdad Paco, ese idiota si se merece una madrina.
Llegó entonces el segundo tiempo, esperanzados salimos a jugar, aparecieron los fotógrafos, llegaron los cazatalentos, hasta los de la tele aparecieron mi Poncho, pues era cuestión de minutos que ganaríamos y después la fama, el éxito, posar para las fotos con el trofeo y todo de película, pero, ya sabes.
Mira que si nos hubiera metido un gol el equipo contrario, pues no había ni que discutir, pero perder por un auto-gol, esta cañón Poncho.
-Pues mira Paco, yo que no vi el partido, nomás de escucharte, ya me enojé, yo te acompaño y le ponemos una zapatería a ese tipejo.
¿Dime quién es ese idiota?
¡Yo!



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