sábado, 23 de julio de 2016

XX I
Francisco Márquez  Razo.         

Me miro en el espejo
emerge este viejo dolor
ese añejo pesar
amargo como ajenjo.

Un terrible desencanto,
estar en la orilla de un abismo
a mi pesar me espanto
de lo que soy yo mismo.

Me veo, me comparo, me observo,
pero en mi todo desentona,
creo que nada me funciona.

Sé que es mi destino fatal,
vivir con este complejo otoñal,
de saber que soy: ¡Espantosamente normal!



XX IV
Francisco Márquez  Razo

Un pomposo caballero,
en años ya entrado,
presumía con esmero
estar muy enamorado.

De una joven agraciada
muchos años más joven
decía:¡ Así como la ven,
de mí, está enamorada!

Y un joven curioso,
sin temor de hacer el oso,
a la dama interrogaba.

Ella le contestaba:
no me importan las edades,
a mi, me gustan las antigüedades.




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