Poema del lago propio
Francisco
Márquez Razo
Tengo
en el patio
un
mapa a escala
del
universo entero.
Al
amanecer
puedo
quedarme en cama
y
escuchar los cantos nocturnos,
puedo
retroceder el tiempo
y
presenciar el nacimiento
de
estrellas y galaxias,
les
comparto a los alienígenas
chistes
terrestres de color subido
y
sus risas son celeste coro
de
borrachos en parranda.
Pero
los agujeros negros
sólo
emiten un chillido estridente.
Contemplar
el cosmos
es
un encantamiento puro
imagino
oír hipnotizado
la
dulce flauta del dios Pan
cabalgando
en un rayo de luz.
Y
cuando creo que todo es perfecto,
la
oscuridad lo cubre todo
me
atrapa en su red, tejida de realidad
me
ofrece sólo imágenes vacías
cada
día, cada hora,
la
misma canción escucho,
predico
que estoy embrujado.
Pero,
el milagro acontece
los
cometas piadosos lloran entonces
desde
lo más profundo e insondable
lágrimas
de polvo luminoso,
y
en mi patio convergen sus notas
íntimas,
alegres y llorosas
flota
entonces un cubo de agua
cósmico
y personal, un lago propio.
Le
he dado forma de manzana
y
crecen ahí, en sus orillas, ideas silvestres
nacen
también amorfas poesías
que
al crecer privadas de la luna
se
convierten en poemas de reclamo,
pero
también sirven de señuelos
para
pescar o cazar incautos poetas
como
él que les cuenta esto mismo,
ahí
existo y me sustento
ahí
ingenuo bebo, como y vivo,
loco
y cautivo, pero en mi lago propio.
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