jueves, 17 de enero de 2019


Poema del lago propio
Francisco Márquez Razo

Tengo en el patio
un mapa a escala
del universo entero.
Al amanecer
puedo quedarme en cama
y escuchar los cantos nocturnos,
puedo retroceder el tiempo
y presenciar el nacimiento
de estrellas y galaxias,
les comparto a los alienígenas
chistes terrestres de color subido
y sus risas son celeste coro
de borrachos en parranda.

Pero los agujeros negros
sólo emiten un chillido estridente.

Contemplar el cosmos
es un encantamiento puro
imagino oír hipnotizado
la dulce flauta del dios Pan
cabalgando en un rayo de luz.

Y cuando creo que todo es perfecto,
la oscuridad lo cubre todo
me atrapa en su red, tejida de realidad
me ofrece sólo imágenes vacías
cada día, cada hora,
la misma canción escucho,
predico que estoy embrujado.

Pero, el milagro acontece
los cometas piadosos lloran entonces
desde lo más profundo e insondable
lágrimas de polvo luminoso,
y en mi patio convergen sus notas
íntimas, alegres y llorosas
flota entonces un cubo de agua
cósmico y personal, un lago propio.

Le he dado forma de manzana
y crecen ahí, en sus orillas, ideas silvestres
nacen también amorfas poesías
que al crecer privadas de la luna
se convierten en poemas de reclamo,
pero también sirven de señuelos
para pescar o cazar incautos poetas
como él que les cuenta esto mismo,
ahí existo y me sustento
ahí ingenuo bebo, como y vivo,
loco y cautivo, pero en mi lago propio.

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