lunes, 28 de enero de 2019


Dedos
Francisco Márquez Razo

Mis dedos se niegan a hablarme,
pregunto e interrogo
pero se llenan de silencio
y esto, resulta verdaderamente incómodo.

He decidido ignorarlos,
sin embargo, disfruto provocarlos
les ordenó: ¡Prepárense a escribir!

Selecciono un gastado bolígrafo,
abro de par en par mi cuaderno
y cuando piensan que iniciamos
simplemente me levanto
y abandono la hoja en blanco.

Entonces, me duelen los dedos,
persistente, intenso, intermitente,
yo aguanto, me hago el fuerte
y al disponerme a comer,
sólo entonces, dejan de doler.

Les he prohibido
todo intento de trabajar
negados al hacer y al crear
y para evitar malos pensamientos
los he cubierto con guantes blancos.

Se diría que estamos en guerra,
claro, que ellos encerrados
y yo, cruelmente ignorándolos,
pero, cuándo apago el silencio
y enciendo la oscuridad,
los escucho soñar y dormir,
los libero de mi presencia
me permito suavemente acariciarlos
suelto cárcel y amarras
y en esos momentos
comprendo el lenguaje secreto;
descubro que son tan bellos
y luminosamente resplandecientes.


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