domingo, 14 de abril de 2019


Mártires de la poesía                                                                                                    
Francisco Márquez Razo                                             

“Si acaso entraste en alguna difícil forma de vida, y la pública o particular forma, sin saberlo tú, te puso en algún lazo que no sabes desatarle ni puedes romperle, considera que los presos a los principios sufren mal las cadenas y grillos, que son impedimento de sus pasos; pero después que se determinan a traerles sin indignarse con ellos, la misma necesidad les anima a sufrirlos con fortaleza, y la costumbre los enseña a llevarlos con facilidad”.
Quevedo

Los soldados, también duermen

Se sueñan;
Cubiertos de negro
desfilando eternamente
en una oscura calle
circulo de un solo camino
de arriba hacia abajo,
se sueñan;
Con el cuerpo tatuado
por la santa muerte,
con la espada de la justicia
en los bolsillos,
en la mochila
archivan el temor del pueblo
lo utilizan para encender
hogueras y asar malvaviscos,
se sueñan;
Recostándose a salvo
sobre la agonizante esperanza,
celebrando que el sonoro
rugir del cañón, solo se escuche
con audífonos y en m.p.3
que la tierra no retiemble,
¡Filósofos uniformados!
Sosteniendo relaciones
incestuosas con la patria,
se sueñan;
En arrogante inhumanidad
poseedores de las estrellas,
tres en las hombreras
y construyendo el monumento
a la verdad y la paz
sobre arenas movedizas,
se sueñan;
Cortando la cabeza a Medusa
y mostrando orgullosos
su trofeo a todos los demás,
¡Poetas del camuflaje!
Se sueñan;
Ungidos por el santo espíritu
de la guerra
contra seres pacíficos e inocentes,
pero holgazanes e indolentes
contra el sistema asesino,
se sueñan;
Héroes de televisión
en comerciales de ciencia ficción,
en mi país los sueños de libertad
nacen y mueren fusilados
pues, en la claridad del día
domesticados por un salario
y, a la sombra de un arma:
¡Los soldados, también duermen!



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