Mártires de la poesía
Francisco Márquez Razo
“Si acaso entraste en alguna difícil forma de vida, y la
pública o particular forma, sin saberlo tú, te puso en algún lazo que no sabes
desatarle ni puedes romperle, considera que los presos a los principios sufren
mal las cadenas y grillos, que son impedimento de sus pasos; pero después que
se determinan a traerles sin indignarse con ellos, la misma necesidad les anima
a sufrirlos con fortaleza, y la costumbre los enseña a llevarlos con
facilidad”.
Quevedo
Los soldados,
también duermen
Se
sueñan;
Cubiertos
de negro
desfilando
eternamente
en
una oscura calle
circulo
de un solo camino
de
arriba hacia abajo,
se
sueñan;
Con
el cuerpo tatuado
por
la santa muerte,
con
la espada de la justicia
en
los bolsillos,
en
la mochila
archivan
el temor del pueblo
lo
utilizan para encender
hogueras
y asar malvaviscos,
se
sueñan;
Recostándose
a salvo
sobre
la agonizante esperanza,
celebrando
que el sonoro
rugir
del cañón, solo se escuche
con
audífonos y en m.p.3
que
la tierra no retiemble,
¡Filósofos
uniformados!
Sosteniendo
relaciones
incestuosas
con la patria,
se
sueñan;
En
arrogante inhumanidad
poseedores
de las estrellas,
tres
en las hombreras
y
construyendo el monumento
a
la verdad y la paz
sobre
arenas movedizas,
se
sueñan;
Cortando
la cabeza a Medusa
y
mostrando orgullosos
su
trofeo a todos los demás,
¡Poetas
del camuflaje!
Se
sueñan;
Ungidos
por el santo espíritu
de
la guerra
contra
seres pacíficos e inocentes,
pero
holgazanes e indolentes
contra
el sistema asesino,
se
sueñan;
Héroes
de televisión
en
comerciales de ciencia ficción,
en
mi país los sueños de libertad
nacen
y mueren fusilados
pues,
en la claridad del día
domesticados
por un salario
y,
a la sombra de un arma:
¡Los
soldados, también duermen!
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