No es mentira qué se congeló el tiempo
Francisco Márquez Razo
No
creer en nada
es
la fórmula perfecta,
para
mantener vigente
la
capacidad de asombro.
Cada
día ser testigo
del
nacimiento de un nuevo
amanecer,
no esperar nada
y
finalmente, tenerlo todo.
Basado
en esta filosofía,
me
mantengo a distancia,
de
los ateos y los fanáticos,
de
pesimistas y optimistas,
de
los que quieren que nada cambie
y
de los que quieren cambiarlo todo,
me
acerco a los poetas, a los locos,
que
no hay diferencia entre unos y otros.
Tampoco
acepto como tal un milagro,
con
vivir basta y sobra,
considerarlo
el más bello,
pero…a
pesar de mi creencia,
la
razón me ha puesto a prueba.
Fue
un domingo cuándo sucedió;
deambulaba
por la calle, en paz, plácido
y
por extraño e incomprensible sortilegio,
todo
movimiento, frente a mí se detuvo.
En
medio del total verano.
Ahora
lo pienso y me lleno de rubor,
pues
tal vez sería un golpe de calor
esto
que ahora escribo y relato.
Era
yo el único habitante,
el
solitario caballero andante,
nada
a mí alrededor existía
hasta
mi sombra desaparecía.
Tal
vez, así se han sentido;
solos
en un mundo sin rumbo,
deseando
ser el feliz propietario
de
un planeta, bajo el pie y la mano.
Más
de qué, o para qué resultaría.
Sólo
soy, si los demás existen,
las
virtudes y defectos que me visten
son
el reflejo de otro ser, un espejo
y
solo estoy, si los demás están,
qué
ironía, sólo si están, yo soy.
Terminó
aquel suceso,
murió
en mi todo temor, la duda y la ira,
me
descubro al aprender de la gente,
camino,
ni mejor ni peor, sólo diferente,
porqué
sé qué no es mentira,
ese
día, en mí alocada vida:
se
congeló el tiempo.
Maestre! Esos momentos en que el viajero sólo encuentra su sombra, paren palabras que ningún otro sol podría ver nacer...saludos!
ResponderBorrarUn gusto compadre
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