viernes, 17 de junio de 2016

No es mentira qué se congeló el tiempo
Francisco Márquez Razo

No creer en nada
es la fórmula perfecta,
para mantener vigente
la capacidad de asombro.

Cada día ser testigo
del nacimiento de un nuevo
amanecer, no esperar nada
y finalmente, tenerlo todo.

Basado en esta filosofía,
me mantengo a distancia,
de los ateos y los fanáticos,
de pesimistas y optimistas,
de los que quieren que nada cambie
y de los que quieren cambiarlo todo,
me acerco a los poetas, a los locos,
que no hay diferencia entre unos y otros.

Tampoco acepto como tal un milagro,
con vivir basta y sobra,
considerarlo el más bello,
pero…a pesar de mi creencia,
la razón me ha puesto a prueba.

Fue un domingo cuándo sucedió;
deambulaba por la calle, en paz, plácido
y por extraño e incomprensible sortilegio,
todo movimiento, frente a mí se detuvo.

En medio del total verano.
Ahora lo pienso y me lleno de rubor,
pues tal vez sería un golpe de calor
esto que ahora escribo y relato.

Era yo el único habitante,
el solitario caballero andante,
nada a mí alrededor existía
hasta mi sombra desaparecía.

Tal vez, así se han sentido;
solos en un mundo sin rumbo,
deseando ser el feliz propietario
de un planeta, bajo el pie y la mano.

Más de qué, o para qué resultaría.

Sólo soy, si los demás existen,
las virtudes y defectos que me visten
son el reflejo de otro ser, un espejo
y solo estoy, si los demás están,
qué ironía, sólo si están, yo soy.

Terminó aquel suceso,
murió en mi todo temor, la duda y la ira,
me descubro al aprender de la gente,
camino, ni mejor ni peor, sólo diferente,
porqué sé qué no es mentira,
ese día, en mí alocada vida:
se congeló el tiempo.






2 comentarios:

  1. Maestre! Esos momentos en que el viajero sólo encuentra su sombra, paren palabras que ningún otro sol podría ver nacer...saludos!

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