Indefenso
Francisco
Márquez Razo
¿De
dónde vienes?
Una
voz curiosa, preguntó.
Sin
fuerza respondí:
De
las imágenes sombrías,
de
calles polvorientas
cubiertas
de neblina,
de
emociones perdidas
bajo
la eterna lluvia,
de
lugares incomprensibles
con
cielos de cantera
y
nombres qué ya olvidé,
de
donde a veces amó
y
muchas más, desprecio,
de
un adicto estado de ánimo
con
voluble temperamento,
qué
no sé si es sólo una idea,
una
persistente alucinación,
un
floreciente y maduro recuerdo,
o,
tal vez, sólo un eterno sueño
que
deshojo estando despierto,
aun
cuándo me aterra imaginar
que
sean todo eso junto
fundidos
y licuados en un pensamiento.
Pero:
¿Quién eres tú?
Qué
sin verte, te escucho.
Y
al hacerlo, créeme, más me asusto.
No
temas, mi nombre es poesía.
El
primer sentimiento del hombre,
el
engranaje entre arriba y abajo
el
fruto del edén perdido,
poesía
y hombre, destino compartido
hombre
y poesía, libre albedrío.
¡Qué
pena por ti! pues llegas tarde,
tristemente
le decía y le compartí:
yo
elegí el vicio, no la capilla,
no
la escuela, sino la cantina,
no
levanté mis ojos al cielo
siempre
fijos sobre la tierra,
no
busqué días claros
sino
aquellos oscurecidos
y
no me siento por la poesía elevado
sino
por la vida sometido.
Déjame
seguir mi camino
qué
no sé dónde inicia
ni
tampoco dónde termina.
Tal
vez, otro mañana, otra vida,
pueda
elegirte, poesía,
hoy
la locura es mi inclinación,
arrastrarme
y hundirme en las dudas
permanecer
escondido en las esquinas
ahí,
dónde el mundo sólo es ruinas,
amagado,
despojado y asaltado
por
este estado de indefensión.
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