lunes, 17 de diciembre de 2018


Indefenso
Francisco Márquez Razo

¿De dónde vienes?
Una voz curiosa, preguntó.
Sin fuerza respondí:
De las imágenes sombrías,
de calles polvorientas
cubiertas de neblina,
de emociones perdidas
bajo la eterna lluvia,
de lugares incomprensibles
con cielos de cantera
y nombres qué ya olvidé,
de donde a veces amó
y muchas más, desprecio,
de un adicto estado de ánimo
con voluble temperamento,
qué no sé si es sólo una idea,
una persistente alucinación,
un floreciente y maduro recuerdo,
o, tal vez, sólo un eterno sueño
que deshojo estando despierto,
aun cuándo me aterra imaginar
que sean todo eso junto
fundidos y licuados en un pensamiento.

Pero: ¿Quién eres tú?
Qué sin verte, te escucho.

Y al hacerlo, créeme, más me asusto.
No temas, mi nombre es poesía.

El primer sentimiento del hombre,
el engranaje entre arriba y abajo
el fruto del edén perdido,
poesía y hombre, destino compartido
hombre y poesía, libre albedrío.

¡Qué pena por ti! pues llegas tarde,
tristemente le decía y le compartí:
yo elegí el vicio, no la capilla,
no la escuela, sino la cantina,
no levanté mis ojos al cielo
siempre fijos sobre la tierra,
no busqué días claros
sino aquellos oscurecidos
y no me siento por la poesía elevado
sino por la vida sometido.

Déjame seguir mi camino
qué no sé dónde inicia
ni tampoco dónde termina.

Tal vez, otro mañana, otra vida,
pueda elegirte, poesía,
hoy la locura es mi inclinación,
arrastrarme y hundirme en las dudas
permanecer escondido en las esquinas
ahí, dónde el mundo sólo es ruinas,
amagado, despojado y asaltado
por este estado de indefensión.

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