domingo, 8 de enero de 2017

Mentiras verdaderas
Francisco Márquez Razo

El Presidente de la Comisión de Investigación sobre la corrupción, le entrega un ejemplar de la biblia a un funcionario de alto nivel acusado de enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, soborno, fraude genérico y doscientos cargos más.
Le solicita entonces que coloque su mano derecha sobre el libro y repita: “juro decir la verdad, y solamente la verdad”.
Inicia así el juicio oral, escuchando la versión del inculpado:
Vera usted, un día decidí salir del trabajo algo más temprano y me fui a jugar al golf, a invitación de un gobernador y el presidente de la república, en el preciso momento que estaba seleccionando con que palo iniciaría la partida, descubrí una peculiar rana de tonos diversos que brillaban bajo la luz del sol de la tarde, la rana me observó y entonces habló y decía: Palo de hierro, número nueve.
No me sorprendió tanto que la rana pudiese hablar, sino sus conocimientos sobre el juego, así que decidí ver si la rana tenía razón, tomé el palo qué sugirió y golpeo la bola, está aterrizo a menos de medio metro del hoyo, guuuuuuaauu, exclamé, qué buen tiro, me pregunté entonces si sería ¿Mi rana de la suerte? Pues todos comentan que las ranas traen precisamente buena suerte.
La tomé entre mis manos y la llevé conmigo hacia donde había quedado la bola, le pregunte entonces: ¿Qué te parece ranita de la suerte?
Me respondió: Palo de madera, número tres.
Hice lo que indicó y tómala, acerté, esa tarde fue el mejor juego de mi historia.
Sin dudar la adopté y camino a casa me urgió: Las Vegas, el mejor casino.
No lo pensé y enfile al aeropuerto, sin avisar a nadie, al llegar al casino la rana específico: Ruleta, yo no dudé y obedecí cuando me ordenó: diez mil dólares al 21 negro, tres veces seguidas. Sé qué era una locura aquella apuesta, pero le tenía fe a la rana, gané millones con las apuestas, cansado por las emociones del día, fui a la recepción y solicité la suite imperial para descansar, coloqué a la rana sobre las sabanas de seda y con humildad le decía: Ranita, no sé cómo pagarte todo esto que has hecho por mí, si existe algo que desees solo pídemelo.
La rana me solicitó: Dame un beso, pero que sea de amor y en la boca.
Tampoco dude ante su petición pues era tanto mi agradecimiento hacia ella que de verdad creo la amaba, así que la besé.
Entonces aquella ranita, se transformó en una hermosa y bella muchachita de dieciocho años que estaba totalmente desnuda sentada sobre mí, me tomó de la mano y me llevó hacia la bañera.
Con lágrimas en los ojos y encarando al presidente de la comisión, el acusado agregó: Juro por dios que así fue como obtuve mi fortuna, mis propiedades y todo lo que poseo y fue así también como aquella chiquilla fue a parar a mi habitación.
No solamente fue exonerado de todos los cargos en su contra, sino que el mismo presidente de la comisión, diputados, senadores y funcionarios de alto nivel han solicitado como parte de sus prestaciones: una peculiar rana de bellos colores que brille bajo la luz del sol por la tarde.

¡Aunque usted no lo crea!

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