domingo, 9 de agosto de 2015

HAY AVES QUÉ CRUZAN EL PANTANO…
Francisco Márquez Razo.

Después de escuchar en los medios el heroísmo de un alcalde que solicito dinero a las cerveceras para pagar los aguinaldos y qué lo pregono con bombo y platillo, para ser nominado a que escriban su nombre con letras de oro en el congreso, e igualmente enterarnos de las reconfortantes palabras de un funcionario público que después de sesudos estudios llego a la conclusión de que la temida influenza; H1 N1, nos la…bueno que nos hace los mandados por qué  los Duranguenses estamos protegidos genéticamente contra ella, te motivas tanto, que sin duda estos personajes deberían estar en un monumento, pues como dijo el poeta, hay aves que cruzan el pantano y no se manchan, aun cuando alguno dirá que son unos manchados.
En fin, el asunto es, que estos personajes te inspiran y te dices; bueno, si ellos pueden ser nuestros héroes, qué imaginó fue su modesto y desinteresado anhelo, pues también tú deseas hacer algo heroico, no importa qué solamente tú lo sepas.
Así las cosas e imaginando realizar algo intenso qué me colocara al nivel de los antes mencionados, una tarde se presentó mi oportunidad al caminar por la avenida 20 de Noviembre y llegar a la de Progreso, el reto era ni más ni menos, comer unas cuantas ordenes de tacos en los puestos más sospechosos de ese corredor, pues si genéticamente la influenza no me hace nada, pues una dosis de bacterias, o una enfermedad gastrointestinal, menos.
Si lograba decir; yo estuve ahí comiendo de esos tacos, me otorgaría un aura de osadía equivalente a la de un héroe Tepehuano.
Inicie un breve recorrido de observación, y mira nada mas lo que uno aprende; primero que el taco lo define el diccionario como; tortilla de maíz rellena, qué se toma como refrigerio y que la raza le llama la vitamina “T”.
O sea que aventarse unos tacos es como un tentempié, mientras llegas a la comida, y la variedad es tremenda, tanto que se volvía difícil decidir, me pregunte entonces si las enchiladas son primas de los tacos, y si las quesadillas son unas chismosas, porque se derriten y se desparraman, y que al taco le llaman también la Santísima trinidad del mexicano, que porqué es; tortilla, contenido y salsa, e inclusive que una tortilla bien calientita con unos granos de sal, también  se considera un taco.
Pero la realidad es que aventarte un taco en la calle requiere valor, es imposible saber que te estás comiendo en cada taco, sin mencionar la contaminación, polvo, escapes de autos y camiones, el aroma a drenaje, debes sentarte y comer sobre el regazo, o hacerlo de pie, al ver las condiciones precarias de los puestos, mi entusiasmo comenzó a decaer, las tanques de gas a pocos centímetros del fuego, platos envueltos en bolsas de plástico, saleros con las tapas sucias y deteriorados por el paso del tiempo, el mandil además de cubrir también sirve como limpiador y caja del dinero, me agrado ver que portaban gorro, pero al acercarme lo observé impregnado de sudor y grasa en generosa proporción, por ningún sitio descubrí engomados de la secretaria de salud, claro que comes bajo tu propio riesgo.
Ver la gran cantidad de personas consumir sus alimentos sin preocuparse por estos detalles, resultaba todo un espectáculo, los taqueros repartían a diestra y siniestra, que si bien doraditos, que sin cebolla o con ella, que sin chile o con él, algunos comensales incluso pedían doble tortilla, miras esas enormes cantidades de grasa escurriendo y es inevitable el antojo, la calidad y la nutrición pasan a segundo plano.
Yo buscaba armarme de valor y al menos pedir una orden dudaba si serian de Barbacoa o de asada, tal vez tripas, o cualquier otro guiso de dudosa procedencia, y mientras yo no me decidía, una señora le reclamaba al taquero que había encontrado un pelo en su taco y de muy buen tamaño, pero esté le aseguro que era de la propia res y no había problema, después siguió la discusión qué si parecía una pata de cucaracha, o algo así, yo me aleje sin observar más, pues mi decisión estaba terminando, de nada sirvió saber que la tortilla se inventó entre el año 1000 y el 500 antes de Cristo como una especie de cuchara comestible, una niña se quejó de dolor en el estómago y la madre le reprochaba que era el resultado de los 6 tacos que se había comido y tuvo que salir de prisa buscando un baño público, después de armarse de un tanda de servilletas de papel para envoltura, una diarrea seria el menor de los males en este caso, pues la lista de enfermedades que se pueden adquirir, sin costo extra es intimidante y si le pregunta al médico; ¿Doctor, me puedo bañar con diarrea?, le dirá; ¡Pues si le alcanza, adelante!
El valor me abandonó al recordar la leyenda urbana de que los tacos son elaborados con carne de perro, tuve que admitir entonces que jamás estaría a la altura de mis dos ejemplos de motivación y me tuve que contentar con un taco de ojo, claro que dicen que el problema no es caer la primera vez, sino la reincidencia.
Y como nota curiosa comentarles que en 1979, la artista visual mexicana Maris Bustamante registró legalmente el taco, como suyo y reclamó la patente.
En definitiva; hay aves que cruzan el pantano y no se manchan, en mi caso, mi pantano no es de esos.







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