Semillas
Hera Aislinn Villalobos Ávila
Dedicado al Tallerista de
Semilleros Creativos: Francisco Márquez Razo
Los que un día fuimos semillas y ahora pequeños
brotes, agradecemos a nuestro jardinero,
por su apoyo sincero qué nos ayudó a observar el cielo.
Todos admiran la belleza de la rosa;
la primorosa simpleza,
su complicada forma de ser,
pero, no todos logran ver
lo que en el fondo se ha de esconder.
Justo ahí, desde el inicio,
estuvo presente,
el jardinero y sus cuidados,
con palabras persistentes
arrancando la mala hierba,
regando poco a poco,
enderezando los tallos
para que crezcan fuertes.
En calidez crecen las semillas,
rodeándolas de afecto,
señalando la dulzura del sol
y la belleza de las cosas sencillas.
Pero, la labor del jardinero,
se queda en el olvido,
deseo que eso no suceda,
pienso, digo, escribo;
antes de admirar la rosa,
piensa en el jardinero,
es él, quién con esmero:
¡Logra que crezca la semilla perezosa!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario