domingo, 31 de julio de 2016

Alacrán
Francisco Márquez  Razo.
.         
El hambre,
para el hambre no saciada
la noche es plata
para alimentarse,
la noche no bendice
a los derrotados,
abre las heridas
crecen rocas bajo la piel,
ardor insoportable
comezón suicida.

El hambre,
devora los pulmones
corriente nocturna
espesa y sucia;
cómo vientre
de gato negro
de perro callejero
de indigente.

En la oscuridad
busco una laguna,
un manantial
que ahogue el hambre,
arácnido de arena
se sueña hombre.

¿En qué rio
encontraré un cementerio?
Para sepultar mí condena
¡Hambre infame!
navegar en tierra.
Alacrán de agua.



sábado, 23 de julio de 2016

XX I
Francisco Márquez  Razo.         

Me miro en el espejo
emerge este viejo dolor
ese añejo pesar
amargo como ajenjo.

Un terrible desencanto,
estar en la orilla de un abismo
a mi pesar me espanto
de lo que soy yo mismo.

Me veo, me comparo, me observo,
pero en mi todo desentona,
creo que nada me funciona.

Sé que es mi destino fatal,
vivir con este complejo otoñal,
de saber que soy: ¡Espantosamente normal!



XX IV
Francisco Márquez  Razo

Un pomposo caballero,
en años ya entrado,
presumía con esmero
estar muy enamorado.

De una joven agraciada
muchos años más joven
decía:¡ Así como la ven,
de mí, está enamorada!

Y un joven curioso,
sin temor de hacer el oso,
a la dama interrogaba.

Ella le contestaba:
no me importan las edades,
a mi, me gustan las antigüedades.




viernes, 15 de julio de 2016

PARA: ENRIQUE TORRES CABRAL.
Con total e impune irreverencia ¡Feliz cumpleaños!
Francisco Márquez  Razo.         

Enrique, no baila,
Enrique TO CA
los sentidos,
desnuda las emociones.

Bajo el sortilegio
del trazo de su mano
retrata un poema
dibuja la poesía.

Enrique, no baila,
Enrique canta
en una tableta
en una blanca hoja.

Y su canto es augurio
su canto es conjuro
Chamán de las letras
Gurú de las cosas buenas.

No baila, Enrique.
70 años derramó su sangre
para convertirse en artista
y hoy, moderno alquimista;
a la imaginación ondea la vela
y noche, mañana y tarde
se aplica cálida trasfusión de cafeína
en la esquina, en el café de la chabela.

Enrique, no baila,
Enrique sueña y crea
conocer la ciudad, descubrir la calle
es conocer a Enrique.

Pero Enrique no es de la calle
sino qué la calle, es de Enrique
Enrique en cambio, danza
al ritmo qué le toque
no la vida, o el destino
sino un expreso, o un capuchino.

Sueña con sutiles redes
para atrapar los bellos instantes
qué plasma y disecciona
organizando rima, metro y ritmo
con mirada de artesano
y ojos de niño travieso
decir y hacer lo vuelve un juego.

Enrique habla, dice
pinta, dibuja, escribe,
pronuncia oratoria y declama
pero Enrique, no baila.

Enrique es un botón de muestra
su amor a la vida, lo demuestra
fuerza y valor qué deberíamos imitarlo
con risa y alegría, vamos a intentarlo.

Y ya lo dije:
No baila, Enrique.
Pero sabiamente sonríe
recorriendo las calles
con audacia de pregonero
cuál ratón en su agujero.

Su fe es sobrenatural;
De qué no caerán las torres
ni perderá lo Cabral.

Enrique hablará y hablará
jamás su voz se callará
cuenta el maestro del ánfora electoral
qué solamente al llegar la hora final
sólo entonces, Enrique bailará.





sábado, 9 de julio de 2016

Ciudad mía.
Francisco Márquez  Razo.   
     
A pesar de las banquetas destruidas
en el centro histórico
dolor de ojos, empeines y tobillos.

A pesar de las fuentes sin agua
recipientes de basura y mierda
como aromatizante natural.

De la frustración de rebasar los 40
y no acceder a becas
ni encontrar empleo.

Del coraje de asistir a la clínica popular
y después de horas en espera
recibir una receta para mis males
pero nunca tienen medicamento.

De presenciar cristalazos en autos,
asaltos a transeúntes,
robos en casa habitación,
autos fantasmas que atropellan y huyen
y en las noticias escuchar que todo está mejor
resulta una mentada social
e incluso terrorismo urbano.

De caminar media ciudad
pues el camión se desvió
por marchas de fulano, o zutano.

Por los tandeos en el abasto de agua,
las tarifas que las incrementan cada
que les da su regalada gana,
los autobuses reciclados
sin placas ni asientos,
los taxis piratas
que me salen en cada esquina
y para transportes son invisibles.

Por los niños, jóvenes y adultos
que piden ayuda en las calles
malabaristas de sueños de hambre,
por el gobierno que busca regularizar los empleos
y a su vez es el principal infractor.

A pesar de esos, que buscan fraccionarte
y venderte pedazo a pedazo,
que te pisan y te escupen,
a pesar de todo, mi amada ciudad
aún creo, sueño y te amo a ti:

¡Feliz cumpleaños, Durango!

lunes, 4 de julio de 2016

Los placeados.
Francisco Márquez  Razo.  
      
Conversando con el filósofo-político de la plazuela Baca Ortiz: Ignacio Montes, sobre el tema de moda en nuestra entidad; la situación política, le pedí me compartiera un poco de su enorme sabiduría en este tema, de este mundo alterno y desconocido para mí.
Decidió charlar conmigo y me solicito que no mencionáramos los nombres para proteger a los presuntos culpables.
Me compartió una anécdota respecto a cierta ocasión en que un diputado del congreso local había sufrido un terrible accidente automovilístico y se encontraba hospitalizado gravemente, el presidente de la gran comisión le solicito a los legisladores que realizaran una carta de solidaridad para hacérsela llegar al compañero enfermo y ayudar en su recuperación, la breve misiva se  entregó de esta manera: “ Sus compañeros de bancada le desean una pronta mejoría por voto de 19 a favor, 6 en contra y 4 abstenciones”.
Le pregunté inocentemente a Don Ignacio, si en su larga existencia, pues tiene 72 años, había conocido a un político honesto, puesto que no recordaba a ninguno que fuese honrado, después de un prolongado silencio me comentó que lo más cercano a honesto que ha presenciado fue el caso de un prominente político que admitió haber mentido en su declaración patrimonial pues había anotado que era el jefe de familia.
Abusando entonces de su tiempo, ya que tiene el virtuoso hábito de pasar horas enteras sentado en alguna de las bancas de la plazuela meditando y reflexionando sobre la inmortalidad de las papas fritas, le solicité si tendría algunos pequeños consejos para los nuevos legisladores que pronto tomaran protesta, respecto a su actividad y he aquí sublimada su generosa sabiduría:
1.      Nunca llegues temprano a sesión, evento, u lo que sea, pues parecerás novato.
2.      No abras la boca, a menos que sea para probar bocadillos, agua o café, incluso gordas y burritos, hasta después de la mitad de la reunión, así pensarán que eres tolerante, incluyente, ecológico e inteligente.
3.      Cuando hables, especialmente con los medios, nunca aclares tu punto de vista, aplica un discurso sin sentido y sobre todo no te comprometas a nada, así quedarás bien con todos.
4.      Si en algún momento no sabes que hacer o decir, pide que se formé una comisión para aclarar el asunto y llegar hasta las últimas consecuencias, ya sabes que jamás se resuelve nada, pero aparentarás interés y preocupación por el tema.
5.      Debes ser el primero en pedir que se levante la sesión, serás el más popular, en realidad es lo que todos esperaban.
6.      Deja para mañana, el próximo mes, o la siguiente legislatura, lo que puedas hacer hoy, al fin y al cabo la quincena no falla.
7.      No te estreses ni tomes personal, que te llamen tibio, inútil o mediocre, preocúpate solamente de engordar tu cuenta bancaria.
8.      Mantén la convicción de que llegas por elección popular basada en tus logros y méritos personales, el vulgo no sabe de eso ni entiende tu sacrificio, conserva el optimismo recordando la frase del poeta: “Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan”, dilo con orgullo y humildad: que tú eres el pantano.

Después de horas de charlar, Don Ignacio me confesó su más luminoso descubrimiento pues había hecho suya una frase que alguna ocasión escuchó: “La política actual es igual al excremento de todos los tiempos”.
Tlataya, Ayotzinapa, la reforma administrativa sobre la educación, la descomposición del sector salud y desde luego Oaxaca, dan muestra de ello



  ¡Todo está bien! Francisco Márquez Razo.              Vi a un hombre acribillado en la calle, me sentí triste, después escuché...